Cómo los envíos económicos pueden constituir una línea de vida para las familias
migrantes.
En los últimos años Chile ha aceptado una gran cantidad de inmigrantes. Hoy en día, las cifras
oficiales hablan qué hay cerca de 1.5 millones de migrantes en el país (HRW) sin embargo,
cifras alternativas indican que ese número puede ser superior llegando incluso a los 2 millones
de personas.
El proceso de integración de estos nuevos habitantes no ha sido del todo fácil ya que muchos
chilenos y chilenas no valora positivamente la llegada de sus nuevos vecinos. Un estudio
reciente de CADEM concluye que el “77% de los encuestados considera que la llegada de
inmigrantes es mala para el país.” En las redes sociales, las noticias en la televisión, y
periódicos, la narrativa nos es tan distinta, es común encontrar una multitud de titulares y
comentarios referidos a “el problema” de la inmigración en Chile poniendo el énfasis es el
impacto negativo de los migrantes en la sociedad chilena, sin discutir la perspectiva de los
migrantes, sus experiencias, motivaciones y el impacto positivo que generan el país de destino
ya sea a nivel cultural, social y económico.
Generalmente los procesos de migración se efectúan en circunstancias difíciles para las
familias, las personas migrantes se mudan para encontrar mejores oportunidades y huir de las
complejidades presentes en su país de origen, pues para muchos de ellos migrar es la única
alternativa. A menudo se deja atrás familias, comunidades, y amigos que no quieren o no
pueden salir, pero que necesitan el apoyo financiero del que migra, quien envía remesas de
dinero para cuidar y ayudar a aquellos que están siempre presentes en su corazón.
Las remesas corresponden a uno de las tantas formas en que las personas migrantes
dinamizan la economía de los países, son transferencias de recursos financieros entre
personas normalmente realizadas en el contexto de migración, que se envían de un país a otro.
El Fondo Monetario Internacional, ha descrito algunas de las ventajas que ofrecen las remesas
en las economías emergentes, tales como: beneficios económicos para las familias de
migrantes, más estabilidad económica para los países que reciben el dinero porque puede
funcionar como otra fuente de inversión para las economías locales, en países con problemas
de inflación monetaria pueden suplementar ingresos locales pagados en dinero local, evitando
que las familias pierdan dinero por la devaluación de la moneda local.
Si bien otros países como México, Guatemala, Ecuador y Perú, las remesas constituyen un
valor significativo del PIB, no es el caso de Chile donde representan menos del 1% del PIB.
El Estado de Chile comenzó a medir las remesas desde y hacia el país en el año 2006. Desde
ese año el número agregado de remesas recibidas en Chile desde otros países ha crecido de
$238 a $336 millones de USD en el año 2021. Durante el mismo periodo de tiempo, la cantidad
de dinero enviado a otros países de Chile ha aumentado de $121 a $2.894 USD millones
(Banco Central). El monto promedio enviado es de de $242 USD.
Según los datos registrados por INCAMI en promedio la mitad de nuestros usuarios envían
remesas cercanas a los $100.000 CLP mensuales. Este monto constituye para sus familias un
ingreso económico fundamental para cubrir necesidades básicas como: comida, agua,
electricidad, arriendo, facturas médicas y más en sus países de origen, y sin la ayuda de las
remesas sería necesario la inmigración de aún más personas.
Una de esas personas es Hailey Catalina (41), tiene estudios superiores y trabaja como
enfermera, señala que, cuando le es posible, envía dinero a su familia en Colombia para
apoyarlos económicamente, normalmente entre $100 y 150 mil pesos chilenos. Dice que en
Colombia no alcanzan los recursos para vivir, por lo que su familia necesita el dinero de la
remesa para comprar mercadería, pagar el arriendo, y usar servicios básicos como de agua y
luz.
Como Haile, la familia de Hernán en Venezuela depende del dinero que él envía, normalmente
alrededor de $50.000 – $100.000 CLP mensualmente. De este monto, su mamá quien está
enferma y necesita pagar para sus facturas médicas, su hija de 14 años, y su abuela pueden
vivir en Venezuela con una mejor calidad de vida. Hernán trabaja duro en Chile para facilitar
estos beneficios para su familia.
En este sentido, las remesas no son solo una expresión de amor, de identidad y continuación
de pertinencia a su país de origen, son evidencia del éxito económico del trabajador migrante,
ya que es dinero que generó por sus propios medios. Hoy son miles de migrantes en Chile que
trabajan para enviar remesas a sus familias en extranjero y con ello apoyar al desarrollo de sus
países mientras contribuyen a la economía del país de acogida.
Sabemos que la migración no desaparecerá en el futuro. De hecho, cada vez hay más
migración como resultado de la crisis post pandémica, y la mayoría de los modelos predicen un
aumento sostenido de los flujos migratorios como resultado de la crisis climática, ante esto
tenemos esencialmente dos opciones: reconocer nuestra humanidad común y trabajar para
apoyar a las personas migrantes en distintas formas: asesoría jurídica, facilitación de empleo
viviendas o negar la humanidad de estas personas y agravar los problemas que tenemos. En
INCAMI, pensamos que la primera opción es mejor para Chile, y para el mundo.