Quisimos conocer en terreno cómo viven las cerca de 450 personas del campamento Puerto Príncipe y, a la vez, saber de la labor que desarrolla la Pastoral de Movilidad Humana de nuestra diócesis desde hace unos años.

Pasadas las 15:30 horas del jueves 6 de junio entramos al campamento Puerto Príncipe del sector Dragones Sur, en Curicó. Nos reciben con cordialidad los habitantes del lugar, en su gran mayoría haitianos. Un simple hola denota que ya estamos en un lugar tranquilo a pesar de lo que se ha informado en algunos medios de comunicación.

Llama poderosamente la atención la organización que tienen, se reúnen en una modesta sede social. El campamento está dividido en “calles” con nombres de los presidentes Sebastián Piñera y Michele Bachelet; no podía faltar una calle con el nombre Arturo Prat y también reconocidas figuras históricas de Haití como Boisrond Tonerre y Dutty Boukman.

Junto con los dirigentes del sector, Jean Johnson y Carl Vatelly Vallon, recorrimos el lugar ubicado a orillas del río Guaiquillo. Se nota el esfuerzo de las familias y personas por levantar sus casas, construirlas de material sólido u otros que den firmeza a la vivienda. Almacenes y negocios no puedan faltar para suplir las necesidades alimenticias y de otro tipo. Se aprecia en ellos las ganas de poder surgir a pesar de las dificultades.

Humanidad en medio de los problemas

Carl llegó hace 10 años a Chile, en primer lugar a Santiago y luego a Curicó: “Con mi familia decidimos venirnos a Curicó ya que era más tranquilo, van a ser 4 años de eso”. Jean lleva 8 años en nuestro país y 7 en Curicó: “Yo fui quien le dijo a Carl que se viniera para acá porque se podía vivir mejor en este lugar”.

Jean es el presidente de la organización social del campamento y Carl es el presidente suplente. Les corresponde preocuparse de la situación de los vecinos, ver los problemas más urgentes como alimentación o salud, y generar redes con otras organizaciones.

Las dificultades más grandes que tenemos son la electricidad y el agua. También si alguien se enferma y llamamos a una ambulancia, no vienen pues reconocen que somos haitianos, si llamamos a la policía no vienen a tiempo. Estos problemas nos demuestran que debemos tener fuerza ante la adversidad. Pero hay otras personas que sí nos apoyan, como la Pastoral de Movilidad Humana (PMH) o ustedes que han querido conocer cómo vivimos. Tratamos de tener un ambiente sano en el campamento, tenemos reglas claras para no pelear, no se permiten drogas”, menciona Jean.

Desalojo ¿por qué?

A través de medios de comunicación curicanos a inicios de abril fue anunciada la resolución judicial para desalojar este campamento ya que se encuentra en un terreno de propiedad municipal. Para tal medida se argumentó que el lugar era foco de delincuencia y que funcionarios municipales eran impedidos de hacer ingreso a Puerto Príncipe. Cuesta imaginar tal situación estando en el lugar y compartiendo con sus habitantes.

Conocida esta resolución la Vicaría de Pastoral Social de la Diócesis de Talca, la Pastoral de Movilidad Humana, las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, la Orden de los Franciscanos Conventuales e INCAMI, dieron a conocer una declaración en que rechazaban esta medida que no se condice con la realidad: “Manifestamos todo nuestro dolor, decepción e indignación por estas acusaciones, que no encuentran respaldo en la permanente colaboración entre los dirigentes del campamento y las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, tampoco entre funcionarios/as públicos y de la comunidad civil que, con verdadero compromiso social, se han esmerado en brindar a las personas migrantes y demás pobladores del campamento un servicio digno en temas migratorios, de salud, de educación, de formación e integración”.

“Lamentablemente hay palabras que nosotros no queríamos usar, pero en el fondo la gente se va a dar cuenta que es así. Todo esto se produce porque somos negros. Ustedes pueden entrar aquí y se dan cuenta que no hay hechos de violencia, hemos recorrido las calles del campamento y ¿hay cosas raras?, no las hay. Entonces creo que el trato que nos da la municipalidad es discriminatorio, se está buscando alguna excusa para decir que somos ilegales. Yo no estoy ilegal en Chile, llevo 10 años en el país y 8 con residencia definitiva. Tengo 2 hijos chilenos que nacieron aquí”, enfatiza Carl.

“Hay otro aspecto, la municipalidad quiere transmitir una imagen de nosotros que no es real. Por ejemplo, el 18 de mayo celebramos el día de la bandera de Haití, invitamos a mucha gente y sin problemas llegaron, pero invitamos a la municipalidad y no vinieron, tal vez quieren asustar a la gente. Invitamos a la municipalidad y a los medios de comunicación que han dicho cosas de nosotros para que conozcan si son verdad sus afirmaciones. Se ha llegado a decir que hasta robamos vacas, todo eso es mentira”, recalca Jean Johnson.

No perder la esperanza

Ambos dirigentes del campamento Puerto Príncipe de Curicó valoran el apoyo de la Pastoral de Movilidad Humana, entidad que ha estado junto a ellos en las buenas y sobre todo en las malas.

“La ayuda no solo ha sido desde lo espiritual, sino que también en todos los trámites de papeles con emigración. También nos cooperan con el pan ya que en invierno hay menos trabajo. De lo poco que se tiene, ellos lo comparten con nosotros. La Pastoral de Movilidad Humana y la labor de la hermana Ana Carvajal es una bendición para nosotros. Dios hace las cosas al modo que él quiere, por eso agradecemos lo poco que tenemos en un ambiente de paz y tranquilidad, siempre hay personas de buen corazón”, destaca Jean.

Y Carl agrega: “Siempre digo que el chileno no es malo, quizás un político puede actuar mal por razones políticas, electorales. En ningún momento podría afirmar que los chilenos me han tratado mal, eso no es así, pero por causa política pueden aparecer situaciones como las que hay ahora con el campamento. En Haití pasa lo mismo cuando hay periodo de elecciones”.

La mano amiga de la Pastoral de Movilidad Humana

El foco de atención de la Pastoral de Movilidad Humana responde principalmente a la integración, “al modo cómo acogemos, cómo los ayudamos a integrarse. Cuando uno llega a un país no tiene redes y ellos están así acá. Por eso cuando llegamos al campamento trajimos a una persona que hablaba en creole, los reunimos y les preguntamos ¿qué necesitan? Muchos nos dijeron queremos estudiar, entonces nos fuimos con esa inquietud. Pasados los días nos dimos cuenta de que ellos no pueden solucionar su situación si previamente no están al día con sus documentos. Entonces la ayuda se ha enfocado en eso, ir ayudándoles a sacar adelante sus visas en conexión con otras redes y la educación que les ayude en primer lugar a aprender español, y después una educación más formal”, destaca la Hna. Ana Carvajal.

Estos migrantes salieron de Haití pues su país atraviesa crisis tras crisis, por eso la PMH tiene como misión brindarles dignidad a estos hermanos que tuvieron que dejar su tierra: “Nuestra misión es que este país, Chile, sea más humano para ellos. Y desde la Iglesia y esta pastoral podemos ayudar a eso. A nivel externo con redes de trabajo nos ha ido bastante bien; pero al interior aún nos falta, ojalá que nos dejen hablar más de este tema en las parroquias para sensibilizar y ver a los migrantes como hermanos”.

“Los migrantes son gente de esfuerzo a pesar de las dificultades. Cuando les presentamos algo se ilusionan y nos dicen ‘lo vamos a hacer juntos’. Siempre están con la esperanza de que esto se va a poner bueno. Algunos tienen la esperanza puesta en EE. UU., pero otros dicen no, Chile puede ser mejor. Son amistosos, cercanos, comprometidos en su relación de amistad. Les ha llamado la atención que la Iglesia católica haya entrado así con ellos, tenían otra mirada de nosotros, nos han descubierto como hermanos y hermanas de ellos. Valoran que la gente de las comunidades los ayude desinteresadamente, valoran que los haya visitado el obispo, también el padre Luis Alarcón tuvo un encuentro con ellos. Valoran que por esto del desalojo la Iglesia se ha hecho cercana para ellos”, manifiesta la religiosa Esclava del Sagrado Corazón de Jesús.

Asesoría de INCAMI

El Instituto Católico Chileno de Migración ha estado muy pendiente de la situación vivida por el campamento Puerto Príncipe de Dragones Sur en Curicó, es por eso que han prestado asesoría jurídica con un “recurso de protección ante la vulneración de derechos, ya que no se han seguido los protocolos de desalojos en el sentido que no hubo una planificación clara. Nadie les ha dicho qué va a pasar con ellos una vez que se efectúe el desalojo, dónde los van a trasladar, qué pasa con los niños que están en el sistema escolar, qué ocurre con las personas que se atienden en un determinado centro de salud. No hay nada concreto ni información clara de la municipalidad”, aseveró la abogada de INCAMI Fabiola Vásquez.

Para efectos legales, los habitantes del campamento se dieron por enterados de la querella de la Municipalidad de Curicó mediante papeles a modo de volante entregados por funcionarios del municipio, no una notificación válida entregada por un receptor judicial. “Ahí se indicaba que contaban con 30 días para hacer abandono voluntario del terreno a contar del 17 de mayo. Esto es contraproducente para ellos pues en el mes de enero habían comenzado una mesa de diálogo, en la que el alcalde estuvo de acuerdo con la inscripción y el reconocimiento de este campamento. La inscripción se logró en el mes de marzo, acto seguido se presentó la querella de manera inconsecuente, desconociendo todo lo trabajado”, acotó la abogada Fabiola Vásquez.

Nota publicada en la edición N° 503 de la revista COMUNICANDO, junio 2024

Visitas: 37